Douglas, Milena y el papa Francisco: la historia de una luna de miel bendecida

Douglas, Milena y el papa Francisco: la historia de una luna de miel bendecida
Una pareja de Cartago tuvo una experiencia espiritual inolvidable en su primer viaje como esposos.

Por Daniel Carmona | www.teletica.com/ | 21 de abril de 2025

Hay recuerdos que no necesitan duración. Bastan segundos, una frase, quizás una sonrisa que no se olvida. Douglas Rivera y Milena González se casaron en diciembre de 2018. Días después, estaban frente al Papa Francisco.

No es una metáfora. Es literal. Se casaron, empacaron las maletas, cruzaron el Atlántico y llegaron a Roma con el corazón lleno y el plan de hacer realidad un sueño: estar en la audiencia papal.

Iban de luna de miel, sí, pero también iban detrás de algo que no sabían explicar. Quizás por eso, cuando su amiga Paulina les ofreció ayuda para los trámites en la Santa Sede y asistir al encuentro, no lo dudaron ni un segundo.

Su amiga tenía contactos, y ellos, fe. Y con eso se llega a muchos lados. Incluso a la Plaza de San Pedro, el 12 de diciembre de 2018.

Douglas y Milena tenían a su alrededor parejas que no hablaban español. Eran los únicos que podían decirle al Papa lo que querían sin traductor de por medio. Y él se acercó.

—Santo Padre, somos de Costa Rica.

El Papa sonrió, les tomó las manos y los bendijo. Pero antes, una pregunta:

—¿Y ya pelearon?

Douglas y Milena se rieron como se ríe uno cuando no sabe si está soñando.

—No, todavía no —respondieron.

Francisco bendijo la respuesta con otra sonrisa, con una frase cálida y breve, como todas las cosas que valen.

Se fueron con una bendición, una anécdota y una fotografía que no se imprime en ningún lado… salvo en el Observatorio Romano. Allá la revelaron, porque la digital no tenía la resolución de la emoción que vivieron.

La tienen colgada en la casa. No dice mucho, pero lo dice todo.

Han pasado los años. Ellos siguen casados. Han ayudado a otros matrimonios a vivir esa experiencia, a conseguir las entradas, a saber que sí se puede. Porque no guardaron la bendición para ellos: la compartieron.

Porque si algo aprendieron ese día es que las cosas más grandes caben en un instante. Y que los milagros, a veces, vienen con sotana blanca y preguntas insólitas.