Con emoción desbordante y sentido de comunidad, la delegación juvenil de Puerto Rico que participa en el Jubileo de los Jóvenes en Roma —que se celebra del 28 de julio al 3 de agosto— recibió una noticia que marcó profundamente su experiencia: el Papa León XIV les envió un saludo especial cargado de esperanza y bendición.
El mensaje llegó por medio de la delegación oficial de la isla, y fue dirigido al obispo auxiliar de San Juan, monseñor Tomás G. González González. Desde ahí, se hizo extensivo a todos los jóvenes representantes de diócesis y movimientos apostólicos de Puerto Rico que han viajado a la capital italiana como parte de este encuentro internacional de fe.
Un llamado a vivir la fe con valentía y alegría

Durante una misa celebrada en la histórica Basílica de Santa María la Mayor, en el marco del programa jubilar, el Papa expresó su cercanía espiritual con los jóvenes puertorriqueños, animándolos a vivir intensamente cada momento de esta peregrinación. Los invitó a ver estos días como una oportunidad irrepetible para fortalecer su relación con Cristo, en medio de celebraciones, encuentros fraternos y expresiones llenas de alegría.
Describió a Jesús como la «Puerta» por la cual se accede a la salvación, y exhortó a la juventud de la isla a ser protagonistas del Evangelio: creativos, decididos y comprometidos con la misión de anunciar la vida nueva que surge del encuentro con el Resucitado.
El mensaje también destacó el papel de los jóvenes como sembradores de esperanza en el mundo actual. A través de una carta firmada por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, el Papa expresó su deseo de que esta vivencia impulse a los participantes a compartir su fe sin reservas, confiándolos a la protección maternal de la Virgen María. Como gesto final, impartió su bendición apostólica como signo de los dones espirituales que acompañan este camino.
Puerto Rico vibra en el corazón de la Iglesia

La delegación puertorriqueña forma parte del gran número de peregrinos que han respondido al llamado del Jubileo, convirtiendo a Roma en un punto de encuentro para miles de jóvenes creyentes del mundo. Su presencia ha sido cálida, diversa y entusiasta, reflejando la fuerza de una Iglesia que camina junto a su juventud.
Durante la intensa semana jubilar, los jóvenes boricuas han participado en diversas actividades que van desde encuentros pastorales y celebraciones litúrgicas hasta espacios de oración y fraternidad. En cada evento, han compartido con energía su testimonio, su música y su cultura, llevando con orgullo la bandera puertorriqueña, cuyos colores vibrantes resaltan entre la multitud internacional.
Este Jubileo también ha sido ocasión para que muchos reafirmen su vocación cristiana y su deseo de construir un mundo más justo y solidario. Frente a un contexto global muchas veces marcado por la división y la incertidumbre, la presencia de los jóvenes puertorriqueños ha sido un verdadero signo de fe viva, esperanza y compromiso.
Una experiencia transformadora
Más que un viaje, este Jubileo ha significado para los participantes de Puerto Rico una experiencia espiritual profunda que deja huella. Caminar por las calles de Roma junto a miles de jóvenes creyentes, compartir la fe más allá de las fronteras y sentirse parte de una Iglesia universal, ha renovado en muchos el deseo de vivir su fe con autenticidad y alegría.
Puerto Rico no solo ha dicho presente con su bandera: lo ha hecho con el corazón de una juventud dispuesta a seguir a Cristo con valentía.